La increíble capacidad de autocuración de nuestro cuerpo está recién siendo descubierta por los científicos en su vasta dimensión. Este conocimiento es a veces transmitido a regañadientes al público, pues implica el hecho de que el cuerpo no opera desde un parámetro solamente físico, sino que las emociones y la mente están tan asociados a su funcionamiento que es imposible separarlos.
Esta asociación "mente-cuerpo" es el terreno de exploración de las terapias corporales desde hace años. Existen muchas técnicas que pueden incluirse bajo este rótulo.
¿Qué buscan las terapias corporales?
Que cada persona se reencuentre con la sabiduría innata del cuerpo; que escuche sus mensajes, que le hablan de conflictos reprimidos y de maravillosas vivencias a la espera de ser conocidas; que lo libere de corazas y tensiones a que lo sometemos para dejarlo expresarse en la gracia natural que todos poseemos cuando lo sentido, lo pensado y lo actuado se unen desde el corazón.
¿Cuántas terapias corporales existen?
Decenas, antiguas y modernas. Probablemente, las más tradicionales sean las que trabajan con la energía, un concepto fundamental en este campo. Ésta circula por el cuerpo por canales o meridianos, que están relacionados con distintas funciones físicas, emocionales y mentales. Existen varias formas de actuar sobre estos meridianos: acupuntura, shiatzu, Do In, digitopuntura, reflexología, etc.
Las tradiciones orientales llevan el concepto de energía más allá de lo físico implicando la movilización de varios cuerpos sutiles, de diferentes densidades, con siete puntos primarios: los chacras. La conciencia y alineación de estos cuerpos su armonía con lo divino es la base de varias escuelas, como el yoga, la meditación, el tai chi, el chi kung, el reiki, el healing, etc., para nombrar exponentes de diferentes culturas.
En el terreno de la relación mente-cuerpo ha influido largamente la labor del Dr. Wilhelm Reich, un médico psiquiatra contemporáneo de Sigmund Freud. Reich descubrió que las experiencias emocionales de las personas han cortado su fluidez , constituyendo bloqueos musculares (corazas de carácter). La tarea de la terapia es concientizarlas, a fin de que emerjan los contenidos mentales y emocionales subyacentes y solucionar conjuntamente la disolución de la coraza física y el componente psicológico que lo ocasionó.
Restituir el libre flujo de energía significa recobrar el estado original de bienestar y unión con el Universo que nos es natural. Pareciera que Oriente y Occidente se vuelven a unir.
Uno de sus discípulos, Alexander Lowen, es el creador de la Bioenergética, una terapia que aúna la liberación física de los bloqueos mediante respiración, ejercicios, masajes y expresión emocional y el enfoque psicoanalítico en su resolución. Otros terapeutas han seguido los postulados de Reich, enriqueciéndolos con propuestas espirituales.
A esta altura, ya debe estar desintegrándose con tanta diversidad de técnicas. Es hora de integrar, entonces. Existen terapias que justamente proponen la concientización de la unidad que realmente somos de cuerpo-mente-espíritu.
Y no sólo del paciente, sino también del terapeuta. Este debe trabajar continuamente en su propia alineación, a fin de crear el espacio necesario para que el proceso de sanación ocurra. Se trata de establecer una comunicación fluida de Ser Interior a Ser Interior, en la que ambos se enriquezcan mutuamente.
Que no se lleve por reglas fijas de tecnicismos, sino por la escucha intuitiva y abierta de las necesidades profundas del paciente, para poder así abrir canales que le faciliten el acceso a su propia fuente interna de sabiduría y bienestar. Para ello, el terapeuta utiliza algunos de los métodos citados, sin atarse a ellos en forma dogmática, ya que la flexibilidad en la respuesta es su don.
Cada persona es diferente y atraviesa distintas etapas, en las que será necesario a veces abordajes físicos (sean suaves o movilizadores), exteriorizaciones emocionales, reflexión, energía, conexiones espirituales o quizás bailar o dibujar, todo sin olvidar jamás que somos una unidad, manifestada en un cuerpo físico.
Muchas veces se escucha "Quiero cambiar". ¿Qué cambia, quién? Primero, es necesario aceptar lo que somos y luego amar lo que somos.
Adriana Schnake dice: "Lo que somos es siempre mejor que la fantasía de lo que queremos ser". YA somos perfectos. YA tenemos lo que deseamos. YA somos suficientes tal cual somos (como dice Richard Moss). La tarea consiste en despejar los velos que lo cubren, a fin de que la Luz emerja de allí donde siempre está, para seguir co-creando con el Universo.